domingo, 14 de julio de 2013

Capítulo 1.

12 de Octubre de 1434.
La oleada de crímenes azotaba el reino de Cripter. Los aldeanos empezaban a abandonar sus casas y a dirigirse a otros lugares. El rey y la reina apenas contaban con gentío en sus calles, y solo había siete empleados en el castillo. ¿Por qué?
Por los asesinatos.
Durante las últimas semanas se había registrado más de 35 asesinatos. Nadie sabía quién lo había hecho.
Una noche, mientras los reyes dormían, un grito en la noche les despertó de su sueño. Apresurado, el rey, agarró su espada, y poniendo a la reina detrás de él, salieron a ver que ocurría. Tal fue su asombro, que la reina no se desmayó de milagro. Ante ellos, una imagen que nunca olvidarían. La imagen de un hombre esbelto, vestido con ropajes negros no pertenecientes a su época sostenía la cabeza en alto de una dama de compañía de la reina. El hombre, al ver la cara de los reyes, soltó una inmensa carcajada de júbilo y alegría.
?: ¿Sorprendidos?
Reina: No puede ser...no, tú no...
Rey: ¡Atrás! ¡Fuera! O si no..
?: O si no ¿Qué? ¿Serías capaz de matarme...papá?
Reina: Christopher, vete de aquí, tu para nosotros estás muerto.
Christopher: No mamá, aquí los que estáis muertos...sois vosotros.
Y con un solo movimiento, degolló a los reyes con una daga sacada de su cinturón. Rápidamente, se dirigió a través del castillo a los aposentos de los reyes. Abrió la puerta y entró. Forzó el baúl que estaba a los pies de la cama de los reyes, y de dentro extrajo un pequeño colgante...
Christopher: Por fin...es mío.
Salió de la habitación, mirando a todos los lados. No había nadie. Los pocos habitantes del castillo se encontraban en la sala donde estaban los cadáveres de los reyes. Fue fácil salir. Poco a poco Chris se dirigió al embarcadero. Donde una eriza blanca embarazada le esperaba.
?: ¿Todo listo?
Chris: Sí, mi amada Amelia.
Amelia: Subamos al barco.
Una vez en el pequeño barco en el que habían montado, mientras Chris dirigía el timón, empezó a contarle a Amelia el porqué de retener el colgante con ellos.
Chris: Este colgante, amada, este insignificante colgante contiene el mayor poder jamás pensado. El poder de controlarlo todo. 
Amelia: ¿Es por eso que ha llegado a matar a tanta gente? ¿Era necesario?
Chris: Sí, necesitaba una distracción. Un señuelo. Un abandono.
Amelia: Que inteligente eres, mi amado. 
Chris: Esto Amelia, irá pasando a todas las mujeres de nuestra futura familia. Desgraciadamente, el hombre no tiene poder sobre el colgante... 
Amelia: Bien, que así sea...
Chris: ¿Siempre juntos?
Amelia: Siempre juntos.

16 de junio de 2013.
?: AMY. ¡BAJA DE AHÍ YA!
Amy: Tranquila mamá. Solo es un árbol. Son el lomo de un tigre rayado.
Madre: No me gusta que estés ahí. Baja.
De un solo salto Amy bajó del árbol colocándose al lado de su madre.
Madre. ¿Qué hacías ahí arriba? ¿Eh?
Amy: Quería mirar la ciudad. NO entiendo porque nunca me has dejado salir de casa. ¡Quiero ver mundo!
Madre: Eres muy joven Amy.
Amy. TENGO 16 AÑOS.
Madre: Pues eso, muy joven.
Amy: ¿Y cuándo podré salir?
Madre: Cuando yo te diga que puedes.
Amy: ¿PERO Y POR QUÉ NO ME DEJAS MAMÁ?
Madre: Ven, entremos en casa, tengo una cosa que contarte.
Una vez dentro su madre empezó a hablar.
Madre: Amy...cariño...no te dejo salir por la maldición.
Amy: ¿La maldiqué?
Madre: La maldición. La maldición de la familia Rose. Escucha, hace ya muchos años que nuestra familia es perseguida por gente mala, gente que quiere hacernos daño. Tiranos, vengadores, asesinos... Y todo por esto*Saca un colgante de una cajita* Por este mísero colgante de hace más de 500 años. Pasado de mujer a mujer de nuestra familia durante generaciones. Y ahora te toca a ti, por desgracia.
Amy: Mami, conozco a un buen psiquiátrico. Hay uno muy bueno que vi por Internet...
Madre: No estoy loca Amy Rose. Toma, póntelo. *Le da el colgante y Amy se lo pone*
Al principio no sintió nada, pero poco a poco notó como su cuerpo vibraba y adquiría un poder innato. Su cuerpo adquirió fuerza.
Amy: Mamá...¿Qué ocurre...
Pero a Amy no le dio tiempo de acabar. Una pequeña tormenta empezó a formarse en el jardín de su casa. De la cual un hombre vestido de negro salió de ella. Sacó una espada y dispuesto a matar a alguien se lanzó sobre Amy. Esta cerró los ojos. Pero no ocurrió nada. Pero cuando abría los ojos vio a un joven erizo negro con la púas medio rojas mirándola a los ojos. Tenía la espada en una mano, pero no parecía dispuesto a hacerle daño. Y de repente, la cogió del brazo y se la llevó dentro de la pequeña tormenta. Antes de entrar en ella, Amy perdió el conocimiento por el impacto de haber visto aquello. Lo último que recordó fue a su madre gritando su nombre.



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